Desde muy pequeña estuve muy cerca de la naturaleza. Preescolar y primaria lo cursé en medio del bosque. Jugaba a recoger piñas, correr entre los árboles, teníamos hortalizas y granja.

A los 11 entré a un grupo con el que salíamos a acampar por una semana, aprendíamos las técnicas para tener todas las comodidades en medio de un valle. Fue maravilloso compartir con puras chicas y que no importara nada más que divertirnos. Siempre, regresar a la ciudad después de una semana en el bosque, era impresionante. Me daba cuenta de todo lo que tenía que en realidad no necesitaba. La ciudad me parecía abrumadora. Estuve 10 años en este grupo, acompañada de amigas hermosas, creciendo y encontrándome feliz en la simplicidad voluntaria. Mi primer trabajo, fue organizar campamentos para llevar grupos de primaria a acampar.

En este grupo conocí a Andrés y no paramos de acampar. Acampamos para ir a escalar, para viajar y conocer otros países y parques nacionales. Siempre la naturaleza me ayuda a regresar a mi centro, a reconocer mi esencia y lo que verdaderamente me hace feliz.

Después me fui a vivir al campo y me convertí en madre. El embarazo me hizo sentir hermosa y creadora. El parto fue una explosión de vida en cada célula de mi ser. Tras esa experiencia sólo podía repetir que pariría todos los días, porque ahí me sentí fundida con la magia de la naturaleza.

Trabajar la tierra con mis manos me ha alimentado y me ha regalado medicinas. Somos seres de la naturaleza y volviendo a ella, mi vida cobra sentido.

Andrés Aguilar

Aunque nací en el corazón de una de las ciudades más grandes del mundo (CDMX 1975), mi corazón nació lleno de árboles. Siempre me he sentido más en mi lugar rodeado de naturaleza, de preferencia en un bosque.

Mi formación profesional es de Payaso y tengo una carrera en comunicación, pero si me catalogan por lo que más he hecho en mi vida, defendería el título de “Amante de la naturaleza”.

Aprendí a acampar con 11 años de edad y no he dejado de hacerlo desde entonces. Mi estilo favorito es el más sencillo y ligero, ese que depende más de conocimientos y técnicas para estar cómodo y seguro, que de cosas compradas y llevadas a cuestas.

Esta pasión es del mismo tamaño que mi pasión por compartir. De manera natural me convertí en guía, al principio para mis compañeros del grupo Escuadrón Lantaro al que pertenecí toda mi adolescencia, pero después para mis amigos y más tarde profesionalmente en lugares remotos y aventurados como el famoso Rio Lochsa en el centro de Idaho, EUA.

La escalada en roca, el senderismo y el campismo en general me han permitido viajar a todos los continentes siempre con la seguridad de que mis técnicas de supervivencia son el seguro que me protege.

Hoy entiendo que vivir en el campo y practicar continuamente el “Bushcraft” y las tecnologías ancestrales para la vida silvestre, desde hace tantos años, ahora me ofrecen una opción de vida saludable e integral y me permiten desplazarme con agilidad y acomodarme en prácticamente cualquier lugar. Para mí, acampar es más una oportunidad de vida interior que una actividad recreativa, pero siempre he preferido que sea un gran juego divertido y libre.

En un contexto de naturaleza y vida silvestre, siempre se asoma la mejor versión de cualquier persona.